martes, 8 de mayo de 2007

Notas de la sesión del 25 de abril de 2007

Grupo de Discusión
ACUDE
Notas de la sesión del 25 de abril de 2007
Robert Myers

La discusión fue enfocada ala tensión entre posturas modernas y posmodernas, dos corrientes de pensamiento que sirven, o pueden servir, para guiar acciones y políticas con consecuencias muy diferentes.

Marco Antonio Delgado alimentó la discusión con ideas sobre los raíces del pensamiento posmoderno. Notó un desarrollo paralelo en los artes y en la teoría social.

- En los artes hubo una apertura en el siglo XX basada no solamente en un nuevo respeto para la libre expresión del artista sino en una redefinición de lo que califica como arte y en un rechazo de la valorización del arte principalmente por un pequeño grupo de poderosos críticos y por la venta y reventa de “productos” de arte en el mercado. La influencia de contextos sociales en la creación, interpretación y valorización del arte entró con fuerza.

- Antecedentes de la teoría posmoderna incluyen cuestionamientos de las teorías de Marx, Freud y el estructuralismo, todas alrededor de una crítica de sus líneas “científicas” que pretenden identificar una explicación, razonada y universal, de realidades. Se criticaron la razón y la ciencia como senderos a la libertad. “La certitud es una tiranía.” [Me hizo pensar en una idea que escuché recientemente en el contexto de discusiones de religión en que el argumento fue que, para entenderse con “el otro” es importante mantener un elemento de duda porque sin éste la comunicación real, en que alguien trata de entender y ponerse en el lugar del otro, no es posible.]

Se comentó que aunque el pos-modernismo ha ayudado destacar las dificultades asociadas con el pensamiento moderno, científico, universal y descontextualizado parece que contiene una contradicción interna; cuando se convierte el pensamiento en base para actuar, se contrapone al modernismo y en hacerlo no admite en su propio marco amplio de pensamiento la posibilidad de que existe otra corriente que puede contribuir a entender el mundo. [Vuelve religión con doctrina excluyente?]

Marco Antonio hizo referencia a la publicación de Fukuyama, “El fin de la historia”. En ella el autor utiliza los argumentos posmodernos para justificar el estado de cosas: el triunfo indiscutible del capitalismo global y a la oligarquía norteamericana como fuente de poder legítima e indiscutible. En efecto, el posmodernismo de Baudrillard (con símbolos sin relación con la realidad y por tanto la inutilidad de protestar contra una guerra “virtual” en Irak) o el de Focault (la imposibilidad de llegar a reglas consensadas sin dominar al “otro” y por tanto el suicidio como único camino a la libertad) desisten de hacer crítica social. De esta manera la teoría social queda imposibilitada de hacer cualquier reclamo de justicia social o análisis sobre la pobreza.

Hay pues una corriente contemporánea (por ejemplo en la tercera edición del Handbook of Qualitative Research) que intenta valorar e integrar los aportes del posmodernismo dentro de la tradición crítica, que intenta hacer de la ciencia social un instrumento para crear un mundo mejor.

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[Como reflexión, me parece interesante observar que la democracia como estilo político ha crecido al lado de una punta de vista moderna. Al mismo tiempo, la democracia busca formas de representar y discutir múltiples puntas de vista de la gente, de contrarrestar posturas únicas que se asocian con autoridad y tiranía. Busca una manera de negociar posiciones sin caer en una especie de caos que puede ocurrir si existen muchas posturas no conformes y cada persona actúa sobre la suya al mismo tiempo, o, en la inactividad, resultado de la imposibilidad de llegar a un consenso que ilumina un sendero específico o en la apelación a una autoridad única que dicta cursos de acción. La democracia exige gente participante y crítica. Exige respeto para las posturas de otros. Es, entonces, una forma de organizar la política que es mucho más cerca de una postura posmoderna. Pero, ¿qué tanto se distorsiona el proceso por incorporar ideas de la ciencia en el proceso? O, es posible tomar de la ciencia sin pensar que representa la única forma de pensar o representa “LA verdad”?

Siguiendo esta línea, me hizo recordar un esquema que me pareció útil en discutir prácticas de crianza y en buscar maneras de “mejorar” las prácticas. El esquema presenta en una dimensión de un matriz el valor que “la ciencia” (o puede ser “la cultura dominante”) asigna a ciertas prácticas y en la otra dimensión el valor que “la experiencia” (o la “cultura tradicional”) asigna a las mismas prácticas. Esto presento en la Figura 1, con algunas hipótesis sobre donde se puede clasificar ciertas prácticas






Desde una postura moderna, los valores científicos serán los aceptados como bases para crear mensajes para los que no asigna a la práctica el mismo valor, sin discutirlos en una manera democrática y respetuosa. Desde una postura posmoderna se acepta como verdades distintas los diferentes prácticas (por ejemplo el caso de disciplina física) y se organiza un dialogo para discutir la práctica tomando en cuenta sus origines y los distintos contextos sociales en que se las aplican. Al mismo tiempo, se puede tomar como punta de partida prácticas en que la ciencia y la experiencia están de acuerdo y reforzar estas prácticas (p.e., amamantar).

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Otro aporte de la discusión fue un trabajo de Robert Myers en que el autor utilizó frases encontradas en la literatura para describir y contraponer los pensamientos modernos y pos-modernos. También, hace referencia al trabajo de Dahlberg, Moss y Pence, “Más Allá de la Calidad en Programas de Desarrollo Temprano” en que los autores hacen una crítica fuerte de la postura moderna y ubiquen los origines del concepto de calidad en este corriente de pensamiento (como algo universal, con estándares que se puede aplicar si tomar en cuenta el contexto). En su trabajo, después de describir los dos corrientes, el articulo de Myers presenta una descripción del esfuerzo de buscar una vía intermedia que permite moderar (pero no eliminar) las tensiones entre estas dos posturas en la creación, aplicación, interpretación y uso de un instrumento como parte de una evaluación del Programa Escuelas de Calidad que Francisco Martínez y el encabezaron.
En el curso de las idas y vueltas de la discusión, salieron preguntas interesantes. Por ejemplo:

¿Se puede desligar la democracia del capitalismo? En la discusión pareció que es posible. Chile bajo Pinochet fue netamente capitalista en su manera de organizar la producción pero lejos de ser democrática. Al mismo tiempo, en los Estados Unidos, la relación parece ser muy estrecha. Esto distorsiona, por ejemplo, la manera de pensar sobre y actuar respecto al concepto de calidad, conduciendo a la creación de estándares que se imponen sobre todo el sistema educativo y que son utilizados para calificar escuelas.


En la democracia, ¿Es verdad que tenemos que ser informados? ¿Es posible que la información y la manera de usarla se lleve a una nueva forma de tiranía?

Una manera de responder a esta pregunta es que depende mucho más en la forma de utilizar información que en la información, per se. Por ejemplo, acceso a información puede cerrar o abrir opciones, puede fundamentar mejor opiniones presentadas en foros abiertos, puede servir para criticar o defender, y puede ayudar o ofuscar el proceso de negociación.



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Al fin de la sesión Marco Antonio presentó un ejemplo de la dificultad de evitar los límites que un contexto impone, a pesar de los intentos por evitarlo. Dalberg y Moss, en su libro explorando la ética en políticas educativas, critican nuevamente una postura moderna presentan diferentes puntos de vista y hacen explícitos sus propios valores en la discusión, pero al final del libro hacen una referencia al “Tercer Mundo” en una manera que muestra una falta de respeto, una incapacidad de superar su contexto del “Primer Mundo” y la dificultad de pensar en una utopía que pone todos en el mismo plano.